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En un documento o archivo de diseño, existen diferentes formas de almacenar los colores que otorgamos a aquellos elementos que componen el diseño. Estos archivos, ya sean imágenes acopladas o archivos vectoriales, tienen en común que han sido creados bajo un modo de color determinado.
¿Qué es el modo de color?

Lo primero que hay que comprender es que aquello a lo que denominamos color, es en realidad radiación electromagnética y el ojo humano puede percibir, por lo general, aquella cuya longitud de onda (λ) esté entre 380 y 750 nm.
A este rango se le denomina espectro visible por el ojo humano. Por ejemplo, aquella radiación cuya λ esté por debajo de 380nm, como ocurre con la luz ultravioleta, o por encima de los 750nm, como ocurre con la luz infrarroja, nuestro ojo no será capaz de percibirlo.
Una vez entendemos qué es el espectro visible surge una cuestión: ¿cómo podemos representar estos colores?
Existen diversas formas de representar este espectro y a cada una de estas formas se les denomina modo de color. Las más habituales son RGB, adecuado para entornos digitales (pantallas) y CMYK, adecuado para entornos impresos (papel).
¿Qué es RGB?
El modo de color RGB está basado en la suma de los colores lumínicos primarios. A esta técnica se le conoce como síntesis aditiva, donde los colores deben sumarse para conseguir uno nuevo. Estos colores primarios son el Rojo (Red), el Verde (Green) y el Azul (Blue).
El color RGB se obtiene por espectros de luz y no por tinta. Los colores se forman mediante la suma de diferentes luces en sus diferentes longitudes de onda. El color blanco se consigue mediante la suma de los tres colores a partes iguales con la máxima saturación posible. Por otro lado, la ausencia de colores primarios nos origina el color negro.

¿Qué es CMYK?
El formato de color CMYK está basado en la sustracción del blanco usando para ello mezclas de pigmentos, a diferencia del modo RGB que utiliza luz. Es lo que se conoce como síntesis sustractiva. Los colores sustractivos primarios para este modo de color son Cian (Cyan), Magenta (Magenta), Amarillo (Yellow) y Negro (Black).
En el modo de color CMYK se combinan los pigmentos o colores sustractivos primarios para obtener el resto de colores. Este modo de color se utiliza mayormente para imágenes y elementos gráficos que necesiten ser impresos sobre un medio físico como el papel.

RGB vs. CMYK: diferencias y ejemplos entre una imagen RGB y CMYK
Una vez que sabemos cómo se forman los colores en los dos principales modos de color, es interesante comprender las diferencias que se desprenden del uso de cada uno de ellos. Por lo general y observando la figura 4 en la que se representan los diferentes espectros, podemos sacar las siguientes conclusiones:
- Ni el modo RGB ni el CMYK son capaces de representar completamente el espectro visible por el ojo humano.
- Gran parte del espectro RGB puede ser representado por el CMYK, salvo casos muy concretos.

Como ejemplo más visual, podemos observar la siguiente imagen (Imagen 5) en la que se muestra una misma fotografía en los dos modos de color. Podrás observar que no hay gran diferencia entre ambas.

Pero, ¿qué ocurre si nos vamos a los casos más extremos, eligiendo aquellos colores que no coinciden entre los espectros CMYK y RGB? (figura 6). El resultado es completamente diferente ya que el modo CMYK no es capaz de representar estos colores y, al tratarse de colores muy vivos, en la conversión obtendremos unos colores mucho más planos.

Entonces, ¿qué modo de color elijo para mi diseño?
La primera pregunta que debes responde al iniciar el proceso de diseño de cualquier trabajo es ¿dónde se va a mostrar o plasmar el diseño? Si la respuesta es en una pantalla, debes iniciar el diseño en modo RGB. Si por el contrario la finalidad del diseño es plasmarlo en un elemento físico como el papel, debes iniciar el diseño en CMYK.
¡Importante!
Cualquier sistema de impresión, ya sea offset, digital tóner, digital inkjet, flexografía, etc, utilizará como modo de color el sistema CMYK. Por muy posible que sea mandar a impresión un diseño en modo RGB, este será convertido a CMYK para poder llevar a cabo la impresión. Por lo tanto, si no quieres variaciones en los colores de tus diseños que vayan a ser impresos, realiza el diseño en CMYK desde el inicio.